El esclarecimiento de la muerte del fiscal Alberto Nisman puede resultar en
una suerte de revolución copernicana que lleve las sospechas sobre su autoría
de girar en torno a la participación iraní, siria o libanés en el atentado a la
Amia a hacerlo alrededor de la pista que alguna vez se tuvo sobre EE.UU. y el propio Israel, con la ex Side como cómplice.
La muerte de Nisman no explica que su denuncia por
encubrimiento contra la presidenta Cristina Fernández de Kirchner sea cierta
sino todo lo contrario. Suponer que un posible sospechoso va a autoincriminarse en un
delito a sabiendas de que todos deducirán que él lo hizo es no tener en cuenta
justamente esa hipótesis básica. Y por el contrario, si alguien quisiera
endilgarle la autoría a otro en particular tomaría precisamente ese camino de
lo “obvio o evidente” para que no hubiera dudas y engañar así a quienes no
alcanzan a pensar de otra manera, que suelen ser más de los que uno se imagina.
Lo que sí está claro es que esa muerte, asesinato o suicidio
inducido, tuvo un certero impacto político y si alguien la pergeñó y la ejecutó
lo hizo para obtener un resultado: desestabilizar al gobierno.
Es que la forma y la extraña oportunidad del presunto suicidio de Nisman confirma no solo que no fue el resultado de una lucha intestina entre los servicios locales
sino más bien el producto de una trama mucho más perversa. Ese derrotero
incluye el borgiano viaje del casi sentenciado hacia su destino. Una presunta ejecución sumaria a
manos de un sicario bastante más preparado que cualquier criminal de uso
interno puede hacer presumir que hubo una participación internacional en el asunto. La otra hipótesis, la del suicidio inducido, refiere a una fórmula alguna vez ya
probada con cierto éxito en la Argentina, que bien puede ejecutarse a través de la amenaza a un
familiar directo, por ejemplo a una hija, tal como aseguran que sucedió en el caso de Alfredo Yabrán,
también contaminado por su cercanía con la CIA (Ver Nisman, Ecke...), y tal como se infiere del propio temor de Nisman. “Cuidá a tus hijas”, le
advirtieron al fiscal, según contó el “técnico” Diego Lagomarsino, quien
le "prestó" el arma fatal "para que la guardara en la guantera y defendiera a sus hijas" pese a que en ese mismo momento estaban en Europa. Como la CIA, como la ex Side,
Lagomarsino es un tema aparte. Acompañado por su abogado, Maximiliano Rusconi, el mismo que defendió al ex presidente Carlos Menem nada menos que en la causa por el contrabando de armas, Lagomarsino montó una conferencia de prensa, sin preguntas, es decir para repetir un libreto y nada más, donde entre otras cosas alcanzó a decir que Nisman le pidió el arma "por si viene algún loquito con un palo y me grita traidor (sic) hijo de puta", sin explicar obviamente por qué habrían de llamarlo "traidor". Nada quedó claro en lo de Lagomarsino, excepto sea que "actuó" mal y se le notó demasiado. Y no es poco. Es que Lagomarsino, según lo dijo y repitió el propio Grupo Clarín, es un agente (inorgánico al menos) de la ex Side y fue el nexo entre el ex jefe de la Side, desplazado por el gobierno, Antonio "Jaime" Stiuso y Nisman, una cuestión que ni el "técnico" ni su abogado se ocuparon de aclarar. Y es que si Lagomarsino trabaja para Stiuso y Stiuso trabaja para la CIA no queda mucho por aclarar. Para peor, Stiuso ahora dice que sus hijas también están amenazadas... y de hecho tiene custodia para ellas tal como pidió en Comodoro Py.
Entonces, para decirlo más claro. Quien tuvo
la capacidad de cometer un crimen de tamaña magnitud institucional, en medio de la denuncia contra
la Presidenta, es el mismo que tuvo y tiene la capacidad de llevar adelante
atentados semejantes como el de la Amia o el de la embajada de Israel. Y por
ende es también quien tiene la capacidad de encubrirlos todos. Si resulta además que los
autores del atentado a la Amia no fueron los acusados iraníes como
demuestra la evidente falta de pruebas de la propia investigación de Nisman, los únicos con
operatividad para hacerlo son la CIA o el Mossad, solos o juntos (ayudados como
siempre y como en todo el mundo por la inteligencia local), justamente las
agencias que el fiscal decía que eran las que tenían más datos sobre los
atentados. De hecho, en julio de 1994 el ex presidente Carlos Menem (procesado por la causa Amia) “aceptó” la
ayuda de ambas centrales de inteligencia para esclarecer el atentado y les sumó
la colaboración de Stiuso (siempre se dijo que las agencias
se sumaron para plantar prueba contra los iraníes, antes que para resolver
nada). Ahora, frente a lo de Nisman, a días de su muerte, Estados Unidos volvió a
ofrecer sus “servicios” para esclarecer el caso…
Todo indica entonces, y en eso coinciden la mayoría de los analistas, que nunca puede haber sido Nisman el objetivo en sí mismo sino en todo caso Irán y por extensión la Argentina como país líder de una región que rechaza o al menos obstaculiza los planes del neoliberalismo al imponerse democráticamente sobre sus expresiones o representaciones locales. De allí la necesidad de imponer sus planes por otra vía, o sea la no democrática, como el llamado "Golpe Blando", la fórmula ideada por Gene Sharp (Ver El Golpe Blando y Estados Unidos...) y llevada adelante por la CIA para derrocar los gobiernos que no son afines al capitalismo a ultranza en el mundo. Aquí vale atender a que el capitalismo judío es el mismo que impera tanto en Israel como en EE.UU. y por lo tanto todo lo que es funcional a los intereses de uno lo es también a los del otro. Para el experto en seguridad y diputado provincial de Nuevo Encuentro, Marcelo Sain, lo de la CIA tiene sus bemoles. Según Sain, Nisman reportaba a la CIA, pero la CIA no necesariamente responde al gobierno de EE.UU. sino que bien puede hacerlo también al sector que responde a los republicanos más conservadores (¿será por eso eso que justamente la palabra "república" suena tanto en los periodistas y políticos sospechados de trabajar para la CIA?). EE.UU. tiene hoy especial interés geopolítico en Irán no solo por el petróleo, ese oscuro objeto del deseo que guía todas las acciones del gobierno norteamericano, sino también por su desarrollo nuclear, que lo hace verdaderamente temible y más, si logra cierto acercamiento con la Argentina, líder en la región en materia nuclear, aunque siempre en su uso en forma pacífica. Pero nunca se sabe. Por eso el interés de EE.UU. en aislar a Irán y si es posible en sepultarlo bajo un manto de sospechas para, como siempre, tener la excusa de la invasión a mano para alcanzar así la apropiación de su riqueza, regla base del capitalismo.
La pista de la autoría iraní del atentado a la Amia fue promovida por
EE.UU. e Israel desde un principio y Nisman ha sido el abanderado de esa causa,
impulsado por Stiusso, es decir por la ex Side, la CIA y el Mossad. Según
coinciden el propio juez a cargo de la causa Amia, Rodolfo Canicoba Corral, y
el canciller Hector Timerman, Nisman tenía relación directa con el ex jefe de
la Side, Stiusso -él lo guiaba, dicen ambos-, y mantenía un estrecho vínculo
con la agencia madre, la CIA. A su vez, según detallan los cables de la
embajada de EE.UU. desclasificados y publicados por Wikileaks, Nisman
consultaba cada paso a realizar en la causa Amia directamente con el embajador
y hasta llegó a pedirle disculpas por no haberle avisado a tiempo sobre qué iba
a hacer.
Esta claro entonces que si Nisman tenía relaciones cuasi laborales con el mejor
amigo argentino de la CIA y a la vez rendía cuentas a “La” embajada de cuanto
hacía, ni a la ex Side ni a la CIA ni al Mossad ni a “La” embajada los debe
haber sorprendido la denuncia del fiscal contra la Presidenta ni nada de lo que
vino después, incluida su propia muerte.
Tanto no los debe haber sorprendido que son ellos los principales
sospechosos de haberle ordenado a Nisman que suspendiera el viaje que estaba
haciendo por Europa y haber dejado a su hija de 15 años en un aeropuerto.
De cualquier forma eso tampoco explica la urgencia del regreso, pero sí lo
explica un plan más amplio, más parecido a un complot o conspiración, por feo
que suene, y donde hubiera otros actores de mayor peso involucrados. "Pensé
que no iba a ser ahora", dijo Nisman en un mensaje de texto enviado a sus
amigos para contarles de su denuncia. Es más, el propio fiscal le adelantó su
destino a una periodista del Grupo Clarín, asidua visitante de “La” embajada,
Natasha Niebieskikwiat. "Yo puedo salir muerto de esto", le dijo,
según destacó el diario The New York Times. Extrañamente, Nisman eligió esas
mismas y exactas palabras, para decírselas también a la “experta” en la causa
Amia y ex abogada de la Daia, Marta Nercellas, según se lo aseguró la letrada a
la propia Niebieskikwiat. O Nisman tenía poca inventiva o se trató de un discurso preparado por él o por sus interlocutoras...
Otro que habló del miedo a morir fue el periodista Damián Pachter del Buenos
Aires Herald, quien fue el primero en informar de la muerte de Nisman. Seis
días después de dar la “primicia”, Pachter partió rumbo a Montevideo, con fecha de regreso para el 2 de febrero, pero apareció en Israel. Fopea, el foro de periodismo que recibe subsidios del Congreso de EE.UU.
a través de la NED (The National Endowment for Democracy, algo así como la cara
social de la CIA) y de la Fundación Roberto Noble del Grupo Clarín, pidió a
“las autoridades correspondientes” la máxima atención a la seguridad de los
periodistas en estos momentos”.
Pachter, según se ocupó de informar el diario
La Nación, es un especialista en el caso Amia y escribe para el diario
israelí Haaretz donde ahora explicó todo su derrotero Obviamente habla hebreo a la perfección y estuvo tres años trabajando en el ejército israelí. Fue el único periodista del
país que supo de la muerte de Nisman y dijo que la fuente que le pasó esa
información es la misma que le pasaba datos sobre la causa del atentado a la
Amia. “Ahora me van a acusar de ser del Mossad”, advirtió. Y... sí.
No es casual que la noticia de Nisman haya llegado a los diarios del mundo.
La red de medios y sobre todo periodistas vinculados o que trabajan para “Las”
embajadas, o la CIA para decirlo de una forma más sencilla, es tal que es capaz
de garantizar casi cualquier operación de prensa necesaria para manipular la
información tal como lo reconoció, casualmente, el titular de la CIA, John Brennan, a principios de
diciembre pasado ante el mismísimo Congreso de EE.UU.. Como no es casual que el
periodista de uno de los principales diarios alemanes Udo Ulfkotte haya
denunciado que como muchos otros de su país fue sobornado por la CIA, que Fopea
no haya dicho ni una letra al respecto y que justamente se haya expandido rápidamente
en Alemania la noticia de la muerte de Nisman.
Tampoco es casual que una vez ocurrida la muerte de Nisman, dos de los
principales voceros de la oposición y los más cercanos a “La” embajada,
Mauricio Macri y Patricia Bullrich -junto con Elisa Carrió y Laura Alonso- (patrocinados todos por "democráticas" fundaciones de lobbistas y del Congreso de EE.UU., como la Ned y la Usaid, United States
Agency for International Development), hayan sido los primeros en salir a pedir
explicaciones al gobierno y lo hayan hecho justamente frente a los medios. Por
caso, Bullrich, asidua disertante junto a Carrió ante los antichavistas en
Caracas, debería explicar ahora por qué estaba frente las cámaras de TV al rato
de ocurrida la muerte del fiscal. Y no es casual, en especial, que lo haya
hecho señalando al gobierno como el presunto autor de un crimen, tal como lo
hicieron luego en fila cada uno de los representantes de la oposición, con el
candidato del establishment a la cabeza, como si se tratara de algo previsto…
Quien quiera pensar que la CIA, el Mossad, la ex Side, ciertos destacados
políticos opositores, los dos diarios más grandes del país y parte de la prensa
extranjera, periodistas que trabajan para “La” embajada y ex abogados de la
Daia, confluyeron "por casualidad" en un mismo pensar y accionar, puede hacerlo,
pero debe pensar también por qué sucedió así.
Plantear desde los medios la hipótesis de un homicidio a manos del gobierno,
pese a lo burdo de la maniobra, fue suficiente como para que con el maximizado
apoyo político y de la redes sociales -en horas, se crearon cientos de usuarios
falsos en Twitter convocando a una marcha contra el gobierno- se lograra llamar a manifestarse a cierta parte de la población que no se detuvo ni
por un instante a pensar que nadie mata de manera tan obvia. Pero bien se sabe,
la masa repite, no deduce. Es que la adscripción al fascismo clasista de La Nación
o al populismo idiotizante de Clarín o a la “coreografía totalizadora” de
cualquiera de los medios repetidores de esas usinas también tiene una explicación:
de Copérnico para acá todos sabemos que la tierra gira alrededor del sol, sin
embargo los diarios insisten en decirnos cada día a qué hora "sale" o
a qué hora "se pone" el bendito sol y no por eso muchos logran darse
cuenta de que se trata de una burda mentira.
N de la R: Natasha Niebieskikwiat, además de ser de la máxima confianza del secretario de redacción de Clarín, Ricardo Kirschbaum, es muy rápida para los mandados de su jefe o de la "compañía" (lo que es casi lo mismo). En la víspera de la "marcha del silencio", a un mes de la muerte de Nisman, la dispuesta escriba obtuvo y publicó el testimonio de una testigo, Natalia Fernández, quien dijo haber visto una serie de cosas en el procedimiento realizado en el departamento donde murió Nisman, de las que luego se desdijo, casi una por una, cuando fue citada dos días después por la fiscal Fein para que ratificara o no sus dichos. La testigo no se presentó en el diario sino que fue buscada por Natasha como lo admite la propia periodista http://m.diarioregistrado.com/mobile/politica/112948-natalia--la-testigo--pidio-que-cuiden-su-identidad--pero-clarin-hizo-todo-lo-contrario.html